miércoles, 15 de junio de 2011

EL CRISTO REDENTOR, UNA DE LAS 7 MARAVILLAS DEL MUNDO

EL CRISTO REDENTOR

Por: Carola Pozo Cortez 


El 12 de Octubre de 1931 se inaugura el Monumento del Cristo Redentor del Corcovado, la clásica imagen con el Cristo de los brazos extendidos  mirando hacia la Bahía de Guanabara, en Rio de Janeiro, Brasil, mostrando, de esta manera, todo su esplendor. 

El Cristo del Corcovado como parte del Parque Nacional de Tijuca, es un orgullo de la ingeniería, la arquitectura, la escultura y la belleza que se conjuga en el entorno de Rio de  Janeiro. En él, se reúnen la geografía, la gente y su vibración mas intima. Es lugar de peregrinaje religioso, de interés turístico y también sitio de protestas.

Un poco de historia

Todo el mundo conoce el monumento que fue construido recolectando donaciones de todo el pueblo brasileño, pero poco se sabe de su historia.

La primera persona que imaginó una estatua religiosa en la cima del Corcovado fue Jean Pierre Bos, un sacerdote francés que llego a Rio en 1859, a los 25 años.

El paisaje que se vislumbra desde la cima del morro es una verdadera fiesta para los ojos. Las colinas que sobresalen como chichones en el mar forman una geografía exuberante.

En un principio surgieron varias ideas y sueños: primero se pensó hacer un gran globo terráqueo sobre  el cual se enclavaría una cruz en el morro San Antonio. Otra propuesta fue un Cristo de bronce en el Pan de Azúcar. Finalmente gano la voluntad de emplazar una imagen en el Corcovado. Una vez determinado el lugar,  el arquitecto Heitor da Silva Costa fue el encargado de su construcción.

Para realizar el monumento se hicieron colectas en las escuelas, cines, teatros, iglesias, favelas. Se llegaron a juntar 400.000 dólares. Y para el proyecto final a Da Silva Costa se le unieron el escultor francés Paul Landowsky y el pintor Carlos Oswald, quien modelo un monumento, casi como se lo ve ahora.

La imagen fue adquiriendo forma con los bosquejos. Levedad y grandeza; dulzura y serenidad, a pesar de sus enormes dimensiones. El emprendimiento tenía que tener un equilibrio entre la arquitectura y la ingeniería (el cuerpo y los brazos) y la escultura (la cara y las manos). La estatua, una verdadera mole de concreto, desafía su propio peso y la acción de los vientos.

Landowske esculpió en Paris la cabeza y las manos. La poetisa y escultora Margarita Lopes de Almeida ayudo a la confección de las manos y las suyas propias sirvieron de modelo. Una vez terminados, los diseños fueron enviados a Rio de Janeiro, embalados en decenas de parte. Y en Rio, se las moldeo en concreto, se ensamblaron las partes y fueron subidas hasta la cima del Corcovado en el tren, que ya llevaba pasajeros a la cumbre. La construcción de todo el conjunto duró más de cinco años, desde 1926 a 1931.

Por dentro, la figura del Cristo parece un edificio en construcción, atravesado por vigas de hierro y escaleras de cemento que suben empinadas. Es una gran estructura de hormigón, revestida en su exterior por “pedra sabao” (esteatita), de tonalidad gris verdosa, traída especialmente desde Minas Gerais.

Fue elegida por los constructores por ser resistente a las variaciones de temperatura y cambios climáticos. A la altura del pecho, hay un gran corazón hecho en concreto donde el arquitecto Levy puso dentro de una pequeña botella de vidrio su árbol genealógico. Lo mismo hizo el ingeniero Pedro Fernández Vianna da Silva, que participo en los trabajos. “Ese corazón se puede ver tanto del lado de afuera como adentro del monumento. A  fines de los 90 se realizo una restauración completa.

Restauración

El día de mayor importancia para la historia del Cristo del Corcovado llego en 1980, cuando fue visitado por el Papa Juan Pablo II.
El monumento estaba desgastado por el paso del tiempo sin que le hubieran hecho ningún mantenimiento previo. Para recibir al Papa se le hizo una limpieza superficial.

A fines de los 90 se realizó una restauración completa. Se recompusieron las estructuras internas que estaban afectadas, se restauraron las escaleras y la balaustrada original y se incluyo el acceso mecanizado. Por fuera, la imagen fue recubierta con una silicona hidrófuga alemana, aplicada como una pintura transparente que protege todo el monumento del agua y la humedad, pero permite que la piedra respire por los poros.

Este monumento se puede ver desde Ipanema, Copacaba, Botafogo, desde la costa, desde el mar, desde cualquier punto a los pies de su magnificencia.

Como llegar

  • Existe el servicio de un tren que pertenece a la empresa privada Trem do Corcovado que cobra 36 reales (unos $US. 20.-) ida y vuelta para llevar a turistas hasta el monumento.
  • El viaje dura 18 minutos y recorre la foresta nativa
  •  En 2002 se inauguraron tres ascensores para llegar a la cumbre del Corcovado, desde la parada final del trencito
  •  Se testearon 54 tonalidades de verde para pintarlos y se usó el tono “verde Corcovado”
  •  Junto a los ascensores, sobre la pare oeste del monumento, se habilitaron cuatro escaleras mecánicas. Dos para subir y dos para bajar
  • El sistema de iluminación fue sustituido dos veces en 1932 y en 2000.
  • Cuenta con 16 reflectores que se encienden cuando cae la noche

 

No hay comentarios:

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...